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GOODBYE MR. WOODS


Nos ha dejado el saxofonista Phil Woods. Durante los próximos días se recordará con justicia, su papel como legítimo heredero del gran Charlie Parker, como maestro indiscutible en el saxo alto. Se hablará de su virtuosismo inigualable, de su swing arrollador, de su peculiar e inimitable sonido, de su improvisación segura e inapelable. Nadie lo discutirá. Tal vez alguien recuerde la European Rhythm Machine, aquella banda legendaria, con la que recorrió media Europa, bordeando la vanguardia musical de la época, con Gordon Beck o George Gruntz al piano. Un conjunto que aún hoy nos hace estremecer con aquel alarde de energía, con toda aquella tremenda música. No se olvidarán algunas de sus grabaciones en quinteto, como su célebre Live From The Showboat”, con el que obtuvo un premio Grammy. En general, se evocará su discografía inabarcable, sus años de freelance en Europa, sus solos, sus composiciones, sus arreglos orquestales, que le sitúan como uno de los más ilustres protagonistas en el desarrollo y la evolución del jazz moderno.

Pero hoy nos gustaría recordar a Phil Woods, como una persona honesta y sencilla, como alguien que siempre reconoció, con humildad y generosidad, el legado y los méritos de otros grandes músicos de todas las eras del jazz, una cualidad que dejó reflejada en grabaciones como su disco de 1978, I Remember, en el que el saxofonista evoca con conmovedor cariño, a través de sus composiciones, la esencia y el estilo de maestros y compañeros que admiraba y respetaba. Y si ello no fuera suficiente tampoco olvidaremos que tras muerte del pianista Bill Evans, Phil Woods compuso en su honor una balada que forma parte de la historia del jazz y de la banda sonora de nuestras propias vidas, Goodbye Mr. Evans. Por ello, nos vais a permitir que hoy nos despidamos de este viejo amigo, como él lo hizo de aquel gran pianista... Goodbye Mr. Woods, nunca te olvidaremos.




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