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GETZ-GILBERTO. LA CRÓNICA DE UNA REVOLUCIÓN


El verano ha llegado y el equipo de Radio Jazznoend, prepara un programa dedicado al romance entre la música del compositor brasileño Antonio Carlos Jobim y el jazz norteamericano. Por ello, como aperitivo a este proyecto que pronto verá la luz, queremos hoy trasladarnos al Brasil de principios de la década de los 60 del pasado siglo. En las playas de Rio de Janeiro, había estallado una revolución musical. La bossa nova había conmocionado los pilares de la música popular brasileña y su influencia estaba a punto de irradiarse al mundo entero.


Brasil vivía por aquellos entonces una etapa de modernización y progreso económico sin precedentes. Una sensación de optimismo se extendía por el país y se hacía especialmente patente en las grandes ciudades como Rio de Janeiro. Allí una boyante clase media, prosperaba al abrigo de esa ola de progreso y avances. Los jóvenes de la época, algunos poco más que muchachos de instituto, se reunían en los apartamentos de sus padres en las playas cariocas y en aquellos encuentros festivos, comenzaba a configurarse la nueva música. Roberto Menescal, Carlos Lyra, João Gilberto, Nara Leao, Ronaldo Bôscoli, los hermanos Castro Neves, el poeta Vinicius de Moraes y... Antonio Carlos Jobim, esos son algunos de nuestros protagonistas. Fiestas y desenfadadas reuniones de amigos. Romances y noches en la playa a la luz de la luna. Todo ello con la sempiterna presencia de una guitarra, proporcionando una fresca y sorprendente banda sonora para la nueva época. En este seductor escenario se desarrolla uno de los movimientos musicales más influyentes del siglo XX, que eclosiona definitivamente cuando, en el año 1959, el guitarrista y cantante, João Gilberto graba el tema de Antonio Carlos Jobim, "Chega de Saudade". Gilberto, un joven excéntrico y de vida bohemia,  había dado con la clave definitiva que definiría el movimiento: una peculiar batida en la guitarra y una forma de cantar elegante, ligera y desapasionada, tan seductora que el propio Miles Davis dijo de su voz, que sonaría bien hasta leyendo el periódico...


La revolución había estallado y tal vez sus efectos se hubieran limitado a las fronteras de Brasil si no fuera porque en el año 1961, durante una gira por latinoamérica, el guitarrista Charlie Byrd, quedó cautivado por estos nuevos ritmos y regresó decidido a darlos a conocer en su propio país.

Tras muchas reticencias y negativas, Verve dio el visto bueno y en febrero de 1962, Byrd entraba en un estudio con los músicos de su conjunto y con la presencia de un invitado muy especial, el saxofonista Stan Getz. Una idea que iba a cambiar de forma dramática la carrera de este notable artista y de forma significativa la propia historia de la música del siglo XX. El resultado fue el álbum "Jazz Samba", un formidable éxito comercial que catapultó al estrellato a sus protagonistas y dio a conocer algunas melodías destinadas a la inmortalidad como los temas de Tom Jobim "Desafinado" o "Samba de Uma Nota Só". Pero, ¿era "Jazz Samba" verdadera Bossa Nova?. Probablemente no o, al menos, no del todo. De hecho, escuchando hoy esta grabación, con la perspectiva del tiempo, se puede apreciar el esfuerzo de aquellos músicos norteamericanos, especialmente la rítmica del conjunto de Cahrlie Byrd y al propio guitarrista, por emular, sin gran éxito, los sutiles y leves ritmos de la bossa nova que apenas conocían. El resultado es un ritmo tropical inespecífico y algo rígido comparado con sus originales. Pero ahí estaba el maravilloso sonido de Stan Getz, "The Sound", lo más parecido a la voz de Gilberto, la inmejorable elección de Charlie Byrd. Lo mejor estaba por llegar...


Durante los meses siguientes Getz se dedicó a recoger los frutos del éxito sembrado por "Jazz Samba" y grabó varios álbumes dedicados a la nueva música, pero el gran momentos llego en marzo de 1963, cuando el saxofonista se reúne en un estudio de Nueva York con algunos de los grandes protagonistas de la bossa nova: el guitarrista y cantante João Gilberto y el pianista y compositor Antonio Carlos Jobim, que ya había colaborado con Getz en su anterior disco con Luiz Bonfa. Ya no sería necesario emular o imitar a los maestros creadores, porque estaban allí... y para contar con una rítmica original y auténtica, también se encontraba presente el bateria Milton Banana que aportaría toda la elegancia y la sutileza de la batida de la bossa nova. Si hasta entonces todo habían sido experimentos, la hora de la verdad había llegado. La fusión del sonido mágico del saxo de Getz, con la exquisita delicadeza y la levedad de la guitarra y la voz de Gilberto, interpretando los temas del maestro Jobim, crea un ambiente de ensueño y se convierte en una de las páginas más importantes de la historia del Jazz y de la música del siglo XX. El repertorio, como no podía ser de otro modo, lo componían temas de Antonio Carlos Jobim, con la solo excepción de los temas "Doralice" de Dorival Caymmi y "Pra Machuchar Meu Coraçao", de Ary Barroso. El tema "Garota de Ipanema", obtenía un pasaporte para la eternidad, como uno de los temas más interpretados y grabados de toda la historia de la música. 


Pero algo más hay que contar sobre esta histórica sesión, algo que contribuiría a su enorme éxito comercial en Estados Unidos. En el estudio se encontraba también Astrud, la esposa de João Gilberto. Durante la grabación, Getz, con la complicidad del productor Creed Taylor, sugirió que, si Astrud cantaba parte de algunas de las letras en ingles, ello podría mejorar las ventas del disco en Estados Unidos. Así que, con las reticencias de los músicos brasileños, esa joven de apariencia frágil y voz meliflua, se puso ante el micrófono por vez primera y cantó la letra inglesa de  los temas de Tom Jobim, "Garota de Ipanema" y "Corcovado". El single de "The Girl From Ipanema", con la voz de Astrud, vendió mas de un millón de ejemplares y fue disco de oro. El aspecto más negativo de la intervención de Astrud, fue que, gracias a la intervención de Getz, la brasileña no vio ni un solo dolar por su colaboración, lo que parece dar credibilidad a la fama de mala persona que acompañó a Getz durante toda su vida. 

Por lo demás, el destino de todos los presentes estaba sellado. Stan Getz, se vio proyectado a un inesperado estrellato que le daría un prestigio imperecedero y, de paso, le haría millonario. El álbum supuso también el espaldarazo definitivo a la carrera norteamericana de Antonio Carlos Jobim. João Gilberto, tal vez por su peculiar carácter y personalidad, rentabilizaría menos el paseo triunfal del nuevo estilo por los escenarios del mundo entero, pero su propia esposa, se convirtió en una estrella y siguió cantando y grabando música brasileña durante las siguientes décadas.

Y esta es la historia amigos, la crónica de una grabación que representa el momento más brillante del hermanamiento entre la música brasileña y el jazz norteamericano. Lo que escuchas cuando pones en marcha el giradiscos son los ecos de la apasionante historia musical de la segunda mitad del siglo XX. Un registro al mismo nivel que las grabaciones efectuadas en esa misma década por artistas como Miles Davis, Jimmy Hendrix o The Beatles. Los ecos de una revolución cuyos efectos, como los de una formidable marea, alcanzan a nuestra propia época, y nos dejan con una pregunta en la boca: ¿acaso algo comparable se ha escuchado desde entonces...?





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